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**El MuNdO deL IriS**

*^*+WerTer+*^*

*^*+WerTer+*^* Su estatura era mayor de lo normal, con ojos piramidales que gritaban brillos como diamantes rojizos, en un punto de su iris había solo un verde platinado que giraba como melodías encantadas. Si paseaba por las calles era para encontrarse con el gato blanco que lo acariciaba con su cola balanceándose por sus piernas como seduciendo con la belleza animal. Hay pocos rastros de su recorrido, se dice que aparecía en diferentes lugares lejanos y que ahí mismo disfrutaba quizás de una neblina que cubría como suavidad la ciudad, se dirigía atravesando como un minuto de lentitud, la velocidad que le sucumbía y las miradas distintas de los ojos cruzados que llevan maletines y salen de oficinas apurados con mil divagues que saben del atrapar.

Ya sin manicomios, él era de ritmo ajeno y prefería las pocas palabras para ir hacia el encuentro, era una metáfora que paseando tenía un metálico que lo perseguía y varias víboras lo espiaban. Poco hay que decir, él iba hacia esa búsqueda que atormenta y se prefiere olvidar. Él, sin decir, atravesaba la ciudad en busca de ella de ese eclipse que se tradujo en el corazón como espasmos violentos de rayos que rebotan sin entender como surgió. Su caminata de aquel entonces se convirtió en cámara lenta como interceptándose hasta por los edificios sin otro interés, más que la consecuencia de su fin. El hombre se llamaba Werter, reía por las espaldas y sabía demasiado sobre ella, si aparecía en diferentes lugares era porque la seguía en sus viajes. Ella viaja por un subte que al ser eléctrico se trasladaba en milésimas de segundos hacia cualquier espacio. El subte podía viajar bajo agua, bajo tierra o por los aires y la electricidad era un cable de conexión con el tiempo que envolvía en segundos el viaje.  Fue inventado por ella, mientras sin dormir recreaba la imagen mental de lo que en el suceso convirtió en realidad. A todo esto él se entrometió para navegar en la misma frecuencia de tiempo. El orgasmo produjo el evento de fortuitos caminos con calmas como aguas espejos que daban ritmo a la ocasión y él, escondido en la inmensidad de su atracción. Mientras fue conociendo su interior más se enamoro, como una fantasía de otro universo alucino maravillas que como partícula lo enredaban en luces y se las devolvía como soles. Luego él se hizo una copia de las llaves del subte sin que ella lo supiera y tenía la costumbre de entrar cuando quisiera. Ella percibía que en su entorno había alguien, como un monstruo queriendo devorarla. Pero solo pensaba que era su imaginación. Había olores raros y nauseabundos que no entendía de donde venían. Sensaciones raras como un cuchillo que no paraba de clavarle, donde no le permitía ver más allá de un circulo negro en donde la encerró para que vuelva a él desesperada de angustias y él la llamaba para perturbarla, siempre como anónimo, haciendo ruidos misteriosos y de temor para encasillarla aún más en las pesadillas... Con gritos de desesperanza como quebrada, como un hacha que nunca terminaba de clavarle y seguía todos los días su misma rutina.  Es que Werter era dueño de una paciencia de tumbas que rememoran ajenos recuerdos dominando su incertidumbre como ganancias de malabaristas perdidos que resuenan y escupen milésimas de segundos en esas partes que eran de fracciones molestas. Dando interrupción se asomaban quienes quieren ver lo que no correspondía como aquel que sabe que nadie esta perdido como él, que perdió su animalesca sensación del vacío perpetuo casi como doncellas pintando moléculas giratorias de azules perlados por esos ventanales que corrían de su costado maléfico; era la conversión de la persona que torturaba su segmento una y otra vez. Ella no recuerda el haber sentido tal olor como nevadas de congelamientos y recorriendo los paisajes universales, esquivo un sendero de perfecto entorno que englobaba la multitud espacial.  Y de golpe se le apareció Werter que correspondía con una enseñanza, se acerco como entrometiéndose en la vida ajena de los que con disimulo intentan resurgir viejos condimentos. Apareció de golpe entre una luz de brillantes que la tildó y la englobo con un puro sonido de ruedas que se asomo sin comprender el metal de sus ojos, vio como un cuchillo se asomaba para congelar su suave brisa que la derretía... “la quería demasiado como para dejarla a la intemperie de la nieve blancuzca que se lucía pintada de sangre”... Tan sin escrúpulos su vista seguía el camino eclipsado por las lagrimas que derramó y ahí se desnudaron en un río. El metal no aguanto y del cuchillo se transformo en un túnel que la sumergió hacia el escondite de los zombis. Ahí seguía en el frió de heladas que la encerraba como piedra y no era conversión era un mensaje natural que descifraba los sustos. Cuando ella distinguió que había una película que la rodeaba como espasmos frenéticos, una cinta se desenrollo entre las sabanas para callar sus labios y la acostó como queriendo saber lo que escondía... Aunque ya lo sabía necesitaba experimentarla para poder irradiar el mismo esfuerzo de su empeño... Cuando vio que ella construyo el subte que viajaba por dimensiones, la ato con los ojos y no eran espejismos era lo que se asemejaba a delirio de posesión. Sus cabellos se tornaron en serpientes que oscurecieron el verde ondulado y con lenguas lamían sus cerebros... La habitación era una jaula de poderes carnavalescos que no permitía entradas diferentes para cubrir el episodio. Un grito vino desde las paredes diciéndole huye, pero no supo descifrarlo. Esquivando el metal, sus ojos de vuelta la precipitaron con la partida irreal de lo que se quiere nuevamente someter estando tapada con un manto mágico que le mostraba solo lo que deseaba ver... Pero sabía que no estaba en ese lugar, que estaba en el lugar equivocado. Desconociendo, percibía el zumbido que se le metía por los oídos como devorándoselo. Tirándose los pelos sintió que eran extraños los que se movían al sondeo de la caminata y el manto mostraba imágenes dulces de la mentira disfrazada con alusiones vegetativas que nadan permitiendo que no haya movimiento. Luego no supo como apareció de golpe el ascensor que le abrió unas puertas que se movían en círculos y tenían garabatos con su figura, era ella pintada como diosa con cisnes rodeándola que la perfumaban de aguas cristalinas. Cuando con una sensación de atracción se estaba por meter en el ascensor, vino Werter y la frenó, la tiro para atrás, le saco el manto y de golpe ella se encontró rodeada con unas paredes blancas con líneas rojas... Sin nadie... Sin nada... Un sonido de palabras que venían desde él diciendo lo que conciliaba entender. Ya no sabía donde estaba, vio a su costado el manto como desde arriba, como desde otra perspectiva. De golpe él abrió una abertura que estaba disponible hacia todos y todos sabían sobre ella. Una abertura que mostraba todos sus acontecimientos, veían como una vibración se precipitaba en el espacio interior que contaba los hechos. A través de diferentes sensaciones, contaba los sucesos ocurridos por ella. Y lograron ver que era una extraña criatura de atemporal compostura que no atrapaban por como esferas la cuidaban sin hacer revolución por ahora, pero la renovación necesitaba de su progresión continua. Para la pirámides que miran y saben que esta ahí y vienen a controlar, lo que se le muestra. Quizás digan que es una esfera de tamaño indistinto que navega sin superficie y esta sin la correcta postura que determina el continuar pero es como jamás las danzas mostraron la verdad. Ahora calla en sonámbula espera las continuas patadas que se dan como queriendo despertar al animal que vive dentro y esta enjaulado como atrapado por quien deseaba demasiado sobre ella... él ,Werter, que la desea como su propio veneno. Que la fraccionó en una poción de ruidosas percepciones caratuladas así de repente en símbolos que comenzaron a esparcirse por los pisos, cerca de sus pies y sin verlos, no eran solo símbolos sino que además eran como pequeños seres de rarezas que demostraban vivir en otro universo paralelo. Werter desesperado atrapo su sombra, su inútil persistencia de querer divagar sobre lo indemostrable, sobre un limite demasiado excedido como para alcanzar otro más allá de lo que pueda sugerir la imaginación. Pero ya se encontraba nuevamente en el subte que ella había construido sin embargo no había dominio sobre su creencia de las cosas y capto que las ruedas no existían y que el andaba como fantasma. De golpe, ella, se subió como águila por los aires y voló como encapsulada por pastillas sicodélicas de noches radiantes, voló con subtes por ciudades inexistentes, esas que le mostraron que su nada es quizás un sueño de lo que se vive como experiencia, un único sueño de real fantasía... Un mundo fantástico... Los palacios existen ahí en oscuros agujeros que tenían en la entrada del portón dos indios acumulando bellezas en su andar, esos que desde lejos ya lo saben todo, sin decir nada, por que no hace falta que se enteren.  

Nuevamente estaba frente a ella, sin poder olvidarla, sin dejarla escapar como queriendo devorarla hacia el paraíso del que él hablaba. Sin anestesias para durar el seguimiento inmortal de las almas que flotan por las noches mientras todos duermen, Werter, se entromete en sus sueños y pueden ser del cielo o del infierno, terroríficas como él se le describió, o puede cubrirla de besos tan ardiente como su mismo deseo por su amor. Se le acerco con intenciones redondas de difícil situación. Saco un sable de acero y se lo coloco en los labios, amenazante por la irresistible pasión de atraparla, como mostrando su enorme poder sin indulgencias que puedan servir de medicamentos para el colapso de frenarla... De correr hacia ella... de tenerla en sus manos... audaz y vagabundo, de reflejos soleados.                      

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